Historia, compositores y música del rito católico de la Misa de Réquiem.

Últimos momentos de Mozart - Requiem
Réquiem – Últimos momentos de Mozart

Requiem æternam dona eis, Domine, et lux perpetua luceat eis.

Estructura de la Misa de Réquiem (liturgia)

Partes de la misa de Réquiem, según el rito romano tradicional en latín.

  I Introitus
    ◦ Requiem
 II Kyrie
III Graduale
 IV Tractus
  V Secuentia
    ◦ Dies Iræ
    ◦ Tuba mirum
    ◦ Rex tremendæ
    ◦ Recordare
    ◦ Ingemisco
    ◦ Confutatis
    ◦ Lacrimosa
  VI Ofertorium
     ◦ Domine Jesu Christe
     ◦ Hostias
 VII Sanctus
VIII Benedictus
  IX Agnus Dei
   X Communio
     ◦ Lux æterna
  XI Responsorium
     ◦ Libera Me
 XII Antiphona
     ◦ In paradisum
XIII Otros
     ◦ Pie Jesu

Algo de historia

La Misa de Réquiem ha inspirado a muchos compositores desde el siglo XV donde aparece la Missa pro defunctis de Ockeghem.
En las primeras partituras polifónicas del réquiem, hay un considerable contraste de texturas dentro de las propias composiciones: pasajes simples de acordes o falso bordón se contrastan con otras secciones de complejidad contrapuntística, como en el Ofertorio del Réquiem de Ockeghem.

Siglo XV

Johannes Ockeghem fue un compositor y músico perteneciente a la escuela francoflamenca que vivió a principios del siglo XV. Se le considera uno de los más destacados músicos que cimentaría las bases de la polifonía y del contrapunto de la época y su obra incluyó una amplia variedad de géneros musicales, incluyendo motetes, misas y chansons.

Ockeghem compuso su «Missa pro defunctis» a mediados del siglo XV, y se cree que esta obra fue una de las primeras misas de réquiem que se compusieron en el mundo occidental. La influencia de esta obra fue muy grande en la música de réquiem que se compuso en los siglos siguientes, y se convirtió en un punto de referencia para muchos otros compositores.

El réquiem es una composición musical que se utiliza en el contexto de un servicio fúnebre o memorial, y su forma y estructura pueden variar ampliamente. En la Edad Media, las composiciones de réquiem se componían principalmente como canto gregoriano, que era el estilo de canto monódico utilizado en la liturgia de la Iglesia católica en ese momento. Sin embargo, con el tiempo, el réquiem comenzó a evolucionar y a incorporar otros estilos y formas musicales, como el polifonía y la música instrumental. Así, a medida que la música y la liturgia católicas fueron evolucionando, el réquiem se convirtió en un género musical más complejo y rico en matices.

Después de Ockeghem, hubo varios compositores que continuaron componiendo misas de réquiem durante el siglo XV. Algunos de los más destacados incluyen a Josquin des Prez, Gilles Binchois y Antoine Brumel. Estos compositores siguieron el estilo contrapuntístico de Ockeghem y continuaron desarrollando el género de la misa de réquiem en la música occidental. También fue en este siglo cuando se comenzó a utilizar la música de réquiem en ceremonias religiosas fuera del contexto de las misas de difuntos, lo que contribuyó a su popularidad y difusión.

Durante el siglo XV, la música de réquiem se caracterizó por una línea melódica compleja y ornamentada, que a menudo se basaba en el canto gregoriano. La armonía se construía a partir de un contrapunto complejo, en el que se combinaban varias líneas melódicas para crear una textura rica y variada. En general, se utilizaban acordes simples y consonantes, y la música se desarrollaba de manera gradual y evolutiva, con una gran atención al detalle y la precisión.

El canto gregoriano era un estilo de canto litúrgico utilizado en la iglesia católica durante el siglo XV. Se caracterizaba por una línea melódica sencilla y diatónica, y se utilizaba en la celebración de la misa y otras ceremonias religiosas. La música de réquiem de la época estaba influenciada por el canto gregoriano, y a menudo se basaba en sus melodías y estructuras rítmicas. Sin embargo, también se incorporaron elementos más complejos y ornamentados, como el contrapunto y el uso de acordes consonantes, para crear una música más rica y elaborada.

Los textos del réquiem se cantaron, durante algunos siglos, con melodías gregorianas. El de Johannes Ockeghem es la obra polifónica más antigua que se conserva. Parece que existió una partitura del compositor Dufay, posiblemente anterior, que ahora está perdida: la de J. Ockeghem puede haber estado inspirada de esta.

Ockeghem
Ockeghem
Brumel
Brumel
Josquin des Pre
Josquin des Pre

Muchas de las primeras composiciones reflejan la variedad de textos que estaban en uso en diferentes liturgias en Europa antes del Concilio de Trento, textos estandarizados usados ​​en liturgias. El Réquiem de Brumel , alrededor de 1500, es el primero en incluir el Dies Irae.

Siglo XVI

En el siglo XVI, continuó aumentando el número de compositores que crearon la Misa de Réquiem. En oposición con la costumbre al establecer la Misa Ordinaria, muchos de estos réquiems usaban técnicas de cantus firmus, línea melódica que ya era considerada como algo bastante arcaico a mediados de siglo. Además, estas composiciones usaban menos contraste de textura que las primeras de Ockeghem y Brumel, aunque la notación vocal era a menudo más rica, por ejemplo, en el Réquiem a seis voces de Jean Richafort escrito para la muerte de Josquin des Prez.

La música de réquiem evolucionó de manera significativa en el siglo XVI. Uno de los cambios más notables fue el aumento en la complejidad y el refinamiento de la línea melódica y la armonía.

En este siglo, hubo varios compositores destacados que compusieron obras importantes en el género de la misa de réquiem. Algunos de los más notables: Giovanni Pierluigi da Palestrina y Orlando di Lasso, Tomás Luis de Victoria. Este es considerado uno de los compositores más importantes de la época, y su misa de réquiem es una de sus obras más conocidas y admiradas (principio del XVII). Palestrina fue otro importante compositor de la época, y su estilo refinado y elegante influyó en muchos otros compositores de la época. Por último, Lasso es reconocido por sus innovaciones en el género de la misa de réquiem, y su obra se caracteriza por su riqueza y variedad.

Un cambio importante en la música del siglo XVI fue el aumento en la popularidad de las composiciones de réquiem en el contexto de las ceremonias fúnebres. Esto se debió en parte a la influencia de la reforma protestante, que llevó a un mayor énfasis en la música en las ceremonias fúnebres en la iglesia católica. Como resultado, se compusieron muchas misas de réquiem en este período, y se convirtió en un género musical muy popular y ampliamente utilizado.

En el siglo XVI, la música de réquiem se caracterizó por una armonía más elaborada y sofisticada que en el siglo anterior. Los compositores comenzaron a utilizar acordes más complejos y disonancias, lo que dio lugar a una música más expresiva y emotiva. También se desarrollaron nuevas formas y estructuras, como el motete y el madrigal, que se utilizaron para dar más variedad y riqueza a la música de réquiem.

La música de los réquiems se basaba principalmente en la tradición polifónica isorrítmica. La armonía era cromática, con la mayoría de las obras conteniendo una rica variedad de acordes y una extensa gama de sonidos. La línea del canto era bastante melódica, con líneas vocales mejoradas con ornamentación refinada. La instrumentación fue limitada a una combinación de voces, con la mayoría de los compositores optando por una combinación de soprano, alto, tenor y bajo (SATB). El estilo fue variado, con muchos compositores enriqueciendo sus partituras con pasajes contrapuntísticos y armonías enriquecidas con medias tonalidades y acordes de cuatro partes. Los compositores también emplearon una variedad de ritmos para reforzar la narrativa de sus obras.

En el siglo XVI se utilizaban medias tonalidades en la música para enriquecer las armonías y darles más complejidad. Durante este período, la música europea estaba en plena transición entre el Renacimiento y el Barroco, y se experimentó con muchas formas y estilos nuevos y diferentes. La música del siglo XVI se caracterizó por la utilización de formas y estructuras más complejas y sofisticadas, como el uso de contrapunto y la incorporación de instrumentos. Además, en este siglo se desarrollaron nuevas formas de música, como la opera y el oratorio, que llegarían a ser muy populares en los siglos siguientes. En general, la música del siglo XVI fue un período de gran riqueza y diversidad, y marcó un importante punto de inflexión en la historia de la música occidental.

Siglo XVII

El siglo XVII fue un período de gran riqueza y diversidad en el desarrollo de este género musical. La música de réquiem de este siglo se caracterizó por la incorporación de elementos de estilo barroco, como el uso de contrapunto y la ornamentación, así como la incorporación de instrumentos como el órgano y la trompeta. Además, durante este siglo se desarrollaron nuevas formas y estructuras para el réquiem, como la introducción de secciones instrumentales y corales en lugar del canto monódico tradicional. En general, la música de réquiem del siglo XVII reflejó la complejidad y la riqueza de la época, y se convirtió en una de las formas más destacadas del género musical.

La música de réquiem compuesta durante el período barroco se caracteriza por la utilización de armonías y melodías complejas y sofisticadas. Durante este periodo, la música de réquiem rescató elementos del estilo contrapuntístico, en el que se utilizan múltiples melodías simultáneamente para crear un efecto armónico más rico y complejo. Además, la música de réquiem barroca se caracteriza por la utilización de ornamentación y de técnicas de improvisación, como el uso de trinos y arpegios, para enriquecer las melodías y las armonías. En general, la música de réquiem del barroco se destacó por su complejidad y su riqueza armónica y melódica, y marcó una importante evolución en el desarrollo de este género musical.

En particular, el siglo XVII fue una época de auge para la música religiosa, especialmente el Réquiem, que se convirtió en uno de los géneros musicales más populares. Esta música trata de expresar dolor, tristeza y esperanza, y a menudo se compone de coros, acompañamiento orquestal y solos vocales.

Durante este período, el género de Réquiem alcanzó su máximo desarrollo y madurez. Las composiciones fueron influenciadas, como es muy evidente, por el estilo barroco. La música de réquiem también fue influenciada por la tradición de la música religiosa de la época. Esto incluyó la música de la iglesia católica romana, así como la música de la iglesia anglicana, la música protestante y la música ortodoxa. Esta variedad de estilos y tradiciones contribuyeron a la riqueza y diversidad de la música de Requiem durante el siglo XVII.

Los compositores más destacados de este periodo incluyen a Antonio Lotti, Henry Purcell, Marc-Antoine Charpentier, Giovanni Battista Pergolesi, Giovanni Pierluigi da Palestrina, Claudio Monteverdi, Heinrich Schütz, Dieterich Buxtehude y Johann Sebastian Bach. Algunos de estos compositores crearon obras maestras de la música de Requiem, incluyendo los Miserere de Lotti, la Musica Sacra de Charpentier, el Stabat Mater de Pergolesi y el Magnificat de Bach. Estos trabajos sentaron las bases para el desarrollo de la música de Requiem en los siglos posteriores.

Periodo Barroco

Durante el Barroco también la música religiosa se expresa en su plenitud a través de su Teoría de los Afectos «Affektenlehre » y la adopta elevando el espíritu a su máxima plenitud. En el recuerdo de esta espiritualidad, Pergolesi desarrolla su «Stabat Mater» o Vivaldi su «Gloria» y ofreciendo a Mozart un paisaje que implosiona preñado de emociones que servirán para la creación del Réquiem más popular de la historia de la música.

Concepción Carrillo Tejada.

El Barroco fue un movimiento artístico que se caracterizó por la exaltación de los sentimientos y la grandiosa ornamentación de las obras. Esta tendencia se aplicó también a la música religiosa. Las melodías barrocas eran muy emotivas, con diferentes voces y una gran variedad de instrumentos musicales. El Réquiem barroco era muy expresivo, con una intención de crear un ambiente conmovedor y espiritual. Esta música se utilizaba para expresar el dolor, la tristeza y la solemnidad de los momentos más sombríos de la vida.

En este periodo, la Misa de Réquiem se caracterizaba por la creación de armonías y melodías para transmitir una impresión de solemnidad y tristeza. Se utilizaban acordes solemnes y cadencias lentas, con una escritura contrapuntística para crear una sensación de profundidad. Los músicos también se enfocaban en la creación de una atmósfera de reflexión y meditación, y se utilizaban instrumentos como el órgano para lograr este efecto. Los compositores también se enfocaban en el uso de la polifonía para crear capas de sonido que evocaran una atmósfera de misticismo y misterio. Los temas de la Misa de Réquiem eran muy variados, incluyendo temas relacionados con la muerte, el alma perdida y la vida eterna.

André Campra fue un músico y compositor francés del Barroco. Su obra incluye cantatas, óperas, oratorios y música de cámara. Estudió en la escuela de música de la Catedral de Narbonne, y luego en la Academia Real de Música en París. Su obra más conocida es L’Europe Galante, una ópera en cuatro partes. También compuso mucha música religiosa, incluyendo el oratorio Le Triomphe de la Divinité. Fue uno de los primeros compositores franceses en usar formas de danza en sus composiciones. Su música se caracteriza por su naturaleza alegre y ligera, con un énfasis en la melodía y los ritmos de danza. Sus cantatas y oratorios se convirtieron en éxitos a lo largo de Europa y tuvieron una gran influencia en otros compositores franceses del Barroco.

André Campra
André Campra

«Le Messe de Requiem» de André Campra es una obra maestra del repertorio barroco. Esta composición fue escrita en 1710 para el funeral de la reina María Luisa de Orléans. Esta obra es una de las obras más famosas de Campra y fue compuesta para una orquesta de cuerdas, trompas, trompetas, oboes, flautas y coros. El Réquiem de Campra es una obra reconocida internacionalmente y se ha interpretado en muchos lugares de todo el mundo. La obra ha sido descrita como una de las obras más profundas e impresionantes de Campra.

André Campra: «Messe de Requiem – Kyrie»

La armonía en el Réquiem de Campra es variada y compleja, con una gran cantidad de Acordes y movimientos armónicos. Estos movimientos incluyen Cadencias, Acordes melódicos y Acordes de sostenimiento. Esta línea armónica se basa en los principios barrocos, como el uso de la Modulación y la tonalidad. También hay un gran uso de modulaciones y cambios de tonalidad para crear una sensación de movimiento y suspense. La «Messe de Requiem» de André Campra es una obra musical profundamente emotiva que combina la melancolía de la muerte con una interpretación musical cargada de matices. El uso de la armonía es clave para crear la atmósfera trágica, con Acordes ricos y movimientos armónicos que reflejan la complejidad de los temas tratados. Esta obra es una de las más importantes e influyentes de la era barroca.

El Requiem de Johann Christiam Bach es una obra coral escrita en 1749. Es una configuración de la Misa Latina para los Muertos. La obra tiene cinco movimientos, incluyendo un Kyrie, Dies Irae, Offertorium, Hostias y Agnus Dei. Aunque no es una misa completa del Requiem, todavía contiene algunos de los principales elementos del tradicional Requiem Latino. La música está acompañada por un coro mixto a cuatro voces, dos instrumentaciones obligatorias, cuerdas y continuo. El Requiem de Johann Christiam Bach se considera una obra maestra de la era Barroca.

Johann Christiam Bach
Johann Christiam Bach
I. Introitus. Requiem aeternam. II. Kyrie · RIAS Kammerchor · Akademie für Alte Musik Berlin · Hans-Christoph Rademann

Este réquiem es una obra destacada de la música orquestal y coral barroca. Está formado por siete movimientos, cada uno de los cuales presenta una gran variedad de armonías y Contrapuntos. La primera sección, «Introitus», presenta una melodía en ritmo ternario con una combinación de instrumentos de viento, cuerdas y órgano. Esto es seguido por una sección de arias con variaciones en escala mayor, la cual es seguida por una fuga en Contrapunto llena de imitaciones y variaciones. El resto de la obra presenta una variedad de estilos armónicos, incluyendo arias, Contrapuntos, Cadencias y una sección de Pasacalles con variaciones. El tratamiento armónico es variado, con armonías más tradicionales en la primera sección, mientras que el resto de la obra explora armonías más modernas. Esto es especialmente evidente en alguna sección de «Pasacalles», donde se pueden encontrar armonías complejas e innovadoras. Estas armonías incluyen Acordes de séptima, novena, undécima y Acordes más desusados como los llamados de «quintas» y «sextas». La obra también presenta una variedad de técnicas contrapuntísticas, incluyendo imitaciones, variaciones, inversión y fuga. Esta variedad de técnicas contribuye a la variedad armónica que se encuentra en la obra.

En esta época, el pensamiento se vuelve a la antigüedad clásica, a la poesía y a la música, para expresar un lirismo más intenso y profundo. Los compositores buscan en la música la forma de llegar al corazón y reflejar los sentimientos humanos, con la intención de aportar una mayor espiritualidad a la música. Así, con un lenguaje poético y una ejecución emotiva, se abre una nueva dimensión a la música, que expresa la vida y los sentimientos de una manera íntima, dando lugar a una música de gran belleza y profunda sensibilidad. Esta música se caracteriza por su expresividad, su belleza formal y su profunda riqueza armónica. Los compositores del Barroco potencian la expresividad de sus obras, creando una música que se puede ver como una manifestación de los sentimientos más profundos del ser humano. Así, a través de la música se expresan los más diversos estados emocionales, desde el dolor más profundo hasta la alegría más intensa. Esta música se caracteriza por su aire melancólico y emotivo, y se ha convertido en uno de los elementos más importantes de la cultura musical occidental. Con la música del Barroco se crea una narrativa profunda y significativa, que nos habla de la belleza y el espíritu humano. Esta música nos permite explorar el alma humana y los sentimientos más íntimos, nos conecta con nuestra esencia y nos ayuda a comprender el mundo que nos rodea.

La música del Barroco nos ofrece una oportunidad única de conectar con nuestro interior y encontrar calma y paz.

César L. Sard

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